Llegas a Junio estupenda, no en vano has estado 3 meses a dieta. Por fin consigues meterte en la ropa del año anterior, que no sé para qué, ya que es justo antes de salir corriendo a las rebajas de julio a comprar cosas nuevas y como siempre..... a casa con la ropa ajustadita pensando en seguir bajando kilitos ahora que entra tan bien el gazpachito y la lechuga, !que contenta ¡. Pero.... quedas de vacaciones y entonces; llegan esas amiguitas, cortas o medias, rubias o tostadas que nos acompañan en las tardes estivales y tanto nos gusta compartir con olivitas, cacahuetes, patatitas..... Y claro, estamos en verano, nos lo hemos ganado, todo un año reservándonos, y además si lo piensas bién, solo hemos comido un bocata en la playa, bueno y el heladito de las cinco, eso si el tamaño pequeño que no es cuestión de pasarse, ah... y la coca zero cuando pasó el morenito de la nevera vendiéndolas porque nos cuidamos... y después de cenar un pescadito ligero con un vinito blanco fresquito que le va muy bien, nos damos un paseíto, que hay que moverse, justo hasta la terracita del parque, que con el calor que hace se agradece sentarse fuera. Ay que ver que bien sienta un gin tonic, que digestivo y que rico ahora que le ponen todos esos cachitos de frutas.... Y claro; cañita a cañita, caprichito a caprichito, llegamos a septiembre y la vuelta a la rutina.... lo primero: PESARSE ¡¡¡Horror¡¡¡¡ La báscula se ha vuelto loca..... y a los cuarenta, ya no se baja como antes.
Volvemos a sacar los vaqueros del año pasado, si esos que nos servían en junio, y vuelta a empezar.
Compartamos el camino que aquí empieza